Isaac Nebot, director de la ESCAL.

Isaac Nebot: «La ESCAL ofrece la única carrera específica en cerámica de Europa»

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Nos hemos desplazado hasta la población de Alcora para conocer más de cerca la ESCAL, la Escola Superior de Ceràmica d’Alcora. Un centro que en la actualidad se enfrenta a retos muy importantes, como dar a conocer su oferta formativa entre los más jóvenes y hacer atractivo un sector que en los últimos años ha realizado grandes esfuerzos y profundos cambios. Allí su director, Isaac Nebot, nos recibe con una inequívoca vocación por la docencia.

Como profesional del sector cerámico con cerca de 30 años en el sector ¿Qué es lo que te atrajo para liderar una escuela como la ESCAL?

Desde siempre, me ha gustado poder compartir experiencias y enseñar. Después de varios años vinculado con el sector cerámico se me planteó la posibilidad de poder incorporarme como docente en la Escola Superior de Ceràmica de l’Alcora y desde entonces he estado vinculado con el centro. He formado parte de varios equipos directivos del centro y al final, se planteó la oportunidad de poder ejercer la dirección del centro, para poder continuar con la consolidación del proyecto. La ESCAL es un espacio único donde la tradición y la innovación coinciden, y donde se forma el talento que marcará el futuro de la cerámica.

Todo esto sería imposible sin el trabajo de mis compañeros, del equipo directivo, a su implicación y pasión, así como por todo el trabajo realizado por el equipo que forma parte de la ESCAL. Es ante toto, un proyecto colectivo, donde cada persona aporta su experiencia y compromiso para construir una escuela viva y en constante evolución.

Dirigir la ESCAL me permite no solo compartir mi experiencia, sino también aprender cada día de mis compañeros y de los alumnos, y contribuir a crear un modelo educativo que conecta la cerámica, el diseño, con la sostenibilidad y la tecnología. Ser parte de este proyecto es un orgullo y una responsabilidad que asumo con ilusión y con un firme espíritu de colaboración con todo el sector.

Actualmente ¿qué opciones formativas ofrece la ESCAL?

En la actualidad, en la ESCAL se puede estudiar el Grado en Cerámica, que se trata de la única carrera universitaria específica de cerámica que se puede estudiar en toda Europa. Como cualquier carrera universitaria, tiene una duración de 4 años con una carga lectiva de 240 créditos ECTS.

Durante el primer año, se estudian asignaturas comunes que proporcionan una base sólida en todos los conceptos necesarios para desarrollar con éxito la carrera, y es a partir de segundo curso cuando se puede escoger uno de los dos itinerarios de especialización:

  • itinerario diseño-artístico: enfocado al desarrollo creativo y artístico de la cerámica, integrando aspectos de diseño y expresión plástica.
  • itinerario científico-técnico: orientado hacia la aplicación de la ciencia y la tecnología en los procesos cerámicos, incluyendo materias primas, procesos industriales y tecnología cerámica.

Además, es el único centro de educación superior que dispone de máquinas de decoración digital cerámica, lo que permite una formación muy específica en este campo y que aporta un valor añadido a la titulación obtenida.

¿Qué perfiles profesionales de los que ofrece la ESCAL son los más demandados en el sector?

En realidad, todos los perfiles relacionados con la cerámica tanto a nivel diseño, artístico o técnico tienen una salida y están muy demandados por el sector. Los perfiles técnicos comerciales, laboratorio de desarrollo y departamento de diseño son los que tienen una mayor integración laboral.

Recientemente se publicó un estudio del propio centro donde se afirma que sólo el 3,7% de los alumnos de bachiller trabajaría en el sector. Sabiendo que se puede estudiar en la provincia y que la ESCAL tiene una tasa de empleabilidad cercana al 98% ¿qué más hace falta para convencer a los más jóvenes?

Es cierto que el dato —que solo un 3,7% de los alumnos de bachiller se plantea trabajar en el sector cerámico— debe hacernos reflexionar. Especialmente cuando contamos en la provincia con una escuela como la ESCAL, que ofrece una formación de calidad, gratuita, cercana, y con una tasa de empleabilidad cercana al 98%. Esto demuestra que las oportunidades están ahí, pero hay una desconexión entre la percepción de los jóvenes y la realidad del sector.

Para convencerles, hace falta un cambio en la forma de comunicar qué es hoy el mundo cerámico. Muchos siguen asociándolo únicamente a procesos industriales tradicionales, cuando en realidad hablamos de un sector en plena transformación, donde el diseño, la sostenibilidad, la tecnología y la innovación son claves. Tenemos que acercar a los jóvenes a esa realidad, desde edades tempranas, con más orientación vocacional, visitas a empresas, talleres, experiencias prácticas y visibilidad de referentes jóvenes que ya están trabajando en el sector.

Además, es fundamental contar con la complicidad de las familias, los orientadores y los propios centros educativos. Todos tenemos un papel que jugar en poner en valor este patrimonio industrial, cultural y económico tan importante para la provincia. La ESCAL está preparada, y lo demuestra cada año. Solo necesitamos que más jóvenes miren hacia aquí con curiosidad y sin prejuicios. Nuestro reto es precisamente despertar esa curiosidad y mostrarles que aquí pueden tener un futuro profesional tan sólido como apasionante.

¿Qué retos se plantea la ESCAL a corto plazo?

A corto plazo, uno de los principales retos que se plantea la ESCAL es acercar aún más la escuela a la sociedad y, en especial, a los jóvenes. Necesitamos romper estigmas y dar a conocer el enorme potencial de la formación cerámica, no solo como salida profesional sólida, sino como una vía creativa, técnica y cultural de primer nivel. Para ello, estamos trabajando en reforzar nuestra presencia en institutos, ferias educativas, redes sociales y medios.

Otro reto importante es seguir adaptando nuestra oferta formativa a los cambios del sector, especialmente en lo relativo a sostenibilidad, digitalización y nuevos materiales. Queremos que nuestro alumnado no solo esté preparado para el presente, sino también para los desafíos del futuro. Para ello estamos preparando una actualización del plan de estudios y preparando una nueva oferta formativa a nivel de máster.

Además, seguimos apostando por reforzar la conexión con el tejido empresarial, ampliando los convenios de prácticas y fomentando proyectos conjuntos que beneficien tanto a las empresas como a los estudiantes. Y por supuesto, mantener e incluso mejorar nuestra ya elevada tasa de empleabilidad.

Todo esto sin perder de vista la esencia de la ESCAL: ser un espacio donde tradición e innovación conviven, y donde se forma no solo a técnicos, sino a personas con sensibilidad artística, pensamiento crítico y compromiso con su entorno.

¿Qué cambios son necesarios para revertir la situación y hacer más atractivo el sector entre los más jóvenes?

Para revertir esta situación y hacer más atractivo el sector cerámico entre los más jóvenes, es necesario actuar desde varios frentes. En primer lugar, cambiar la percepción que se tiene del sector. Muchos todavía lo ven como algo exclusivamente industrial o poco creativo, cuando en realidad es un campo lleno de posibilidades en diseño, arte, sostenibilidad, tecnología, innovación y digitalización. Hay que mostrarles que trabajar en cerámica hoy no es lo mismo que hace 20 años: es un sector que evoluciona constantemente.

En segundo lugar, necesitamos mayor presencia en los centros educativos, especialmente en la etapa de orientación vocacional. Los jóvenes no eligen lo que no conocen. Si no se habla de la cerámica en las aulas, si no se visibiliza como una opción de futuro, es difícil que se planteen este camino. Por eso, desde la ESCAL apostamos por visitas, talleres, charlas y experiencias que acerquen nuestra realidad a los institutos.

También es fundamental dar visibilidad a referentes jóvenes del sector, a historias reales de personas que se han formado aquí y hoy están trabajando en empresas, emprendiendo o desarrollando proyectos creativos con proyección internacional.

Y, por último, necesitamos una narrativa más moderna y cercana. Hablar el lenguaje de los jóvenes, conectar con sus intereses —como el diseño, la sostenibilidad, la creación digital o el emprendimiento— y mostrarles que el sector cerámico puede ofrecerles no solo una salida profesional estable, sino también una vía de expresión personal y de contribución al mundo.