Hace más de 600 años que los vecinos y vecinas de Catí, con fe y fervor, emprendieron el camino desde la localidad hasta Sant Pere de Castellfort para pedirle agua y lluvia al santo y, en tiempo de enfermedades, ayuda para sanarlas.
A día de hoy, todavía suben en peregrinación, “convirtiendo la montaña en un icono de fe y religiosidad”, según declaraciones de la presidenta de la Diputación, Marta Barrachina quien asistió este año a la llegada de la romería de Catí a Sant Pere de Castellfort y indicó que “celebraciones como esta constituyen un motivo de diversión y devoción y forman parte de nuestras tradiciones más populares y de nuestras raíces como pueblos”. La máxima representante provincial mostró su apoyo a esta ancestral peregrinación y puesto en valor la implicación de los vecinos de esta localidad de l’Alt Maestrat por “saber preservar una fiesta tan antigua y arraigada a la comarca y a la provincia”.